Recuerda que aumentar la temperatura del agua o los tiempos de infusionado del Té afectan directamente a su sabor o su intensidad.

En la mayoría de los casos exceder la temperatura del agua hace que el sabor sea torne amargo o quemado, por el contrario si la temperatura no es suficiente no se extraerán las propiedades de la hoja ni el sabor suficiente quedando este diluido o más suave, así pues la preparación debería hacerse acorde a la tabla anterior.

Los tiempos de infusionados tampoco deben de sobrepase porque saturamos el sabor y el amargor, si este es nuestro objetivo entonces podemos aumentar los tiempos, pero habitualmente el resultado de este tipo de preparaciones no suele ser del gusto de todo el mundo y lo más probable es que encuentres el Té demasiado amargo. Nuestro consejo es respetar los tiempos de infusionado.

Y otro motivo que hace amargar la bebida del Té suele ser la cantidad de Té que usamos en la preparación.

La cantidad de Té necesaria para preparar una taza suele ser una cucharada sopera con poco colmo. Si usamos más cantidad aumentaremos de forma directa el amargor del Té y reduciremos progresivamente los matices de su sabor provocando el efecto contrario al deseado, que es, una mayor intensidad de sabor. En el equilibrio está la medida.